Las aguas residuales, un riesgo sanitario tras grandes inundaciones
Colton Hartzheim
El cambio climático está empeorando las inundaciones en la costa de Carolina del Norte, lo que hace más probable que las aguas residuales no tratadas se viertan en las vías fluviales del estado.
En condiciones normales, las plantas de tratamiento eliminan los residuos y la arenilla del agua. La cloración mata las bacterias antes de que el agua tratada se vierta en ríos, arroyos o estuarios.
Pero las grandes tormentas y los huracanes pueden enviar enormes volúmenes de agua a estas plantas, obligando a verter agua contaminada o parcialmente tratada. Las aguas pluviales también pueden infiltrarse en el suelo y entrar en tuberías deterioradas o mal construidas, llamadas laterales, que conectan las tuberías de los propietarios con los sistemas de alcantarillado. Eso es lo que le ocurrió a Lilly Hawkins, de Wilmington (Carolina del Norte).
El año pasado, su cuarto de baño de la planta baja se inundó después de vaciar la bañera de la planta superior. Un fontanero le explicó que las aguas residuales de las tuberías habían regurgitado en su baño porque el lateral del alcantarillado estaba atascado. Hawkins y su familia intentaron limpiarlo ellos mismos.
“Nos pusimos guantes de lavavajillas y botas de lluvia”, recuerda. “No me sentí limpia durante dos semanas enteras”.
Al final, la madre de Hawkins llamó a profesionales que llegaron con trajes de protección para encargarse del problema.
Las graves consecuencias del agua contaminada
Rachel Noble, profesora de ciencias marinas de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, explica que el agua contaminada puede acarrear consecuencias nefastas.
“El agua va a fluir a través de la planta de tratamiento demasiado rápido, y en realidad no está siendo tratada adecuadamente”, explica. “Lo que realmente está sucediendo es que tienes [agua] que no está totalmente tratada”.
El agua no tratada contiene bacterias procedentes de la materia fecal de las personas que son perjudiciales para la salud humana. Además de beber agua contaminada, las personas pueden encontrarse con agua no tratada al nadar en lagos, arroyos o estuarios contaminados.
Un estudio de 2020 publicado en Science of the Total Environment analizó la calidad del agua antes y después de las inundaciones en Beaufort (Carolina del Norte). Los investigadores tomaron muestras en dos lugares que desembocaban en Taylor’s Creek, donde se encuentran dos áreas recreativas.
Los investigadores encontraron “pruebas convincentes” de que gran parte de las bacterias fecales encontradas en el agua después de la inundación procedían de desechos humanos. Concluyeron que había una correlación estadísticamente significativa entre las condiciones de la tormenta y la descarga de bacterias fecales, lo que significa que la presencia de materia fecal era probablemente el resultado de la inundación.
Falta de notificación de los contaminantes
Emily Sutton trabaja para la Asamblea del Río Haw, un grupo de interés público que vigila el río Haw a su paso por más de 100 millas del Piamonte de Carolina del Norte antes de desembocar en el lago Jordan. Sutton explica que los gobiernos deben notificar a las comunidades sobre los contaminantes vertidos en el río.
“Una vez que está en el [agua], no se puede limpiar”, explica. “Es un riesgo enorme para la salud humana, y la gente no está recibiendo esas notificaciones”.
El agua contaminada también puede entrar en la cadena alimentaria humana a través del consumo de mariscos y otros organismos. Carolina del Norte prohíbe que la gente recoja marisco en zonas cercanas a las plantas de tratamiento de aguas, pero Noble, científico marino de la UNC, explica que las inundaciones aumentan la amenaza de vertidos peligrosos.
“Cuando [el agua contaminada] sale al estuario, se va a mover”, explica. “Y entonces lo que ocurre es que ese material puede ser transportado y puede entrar en la cadena alimentaria al introducirse en las ostras y las almejas”.
En un estudio de 2010 publicado en Water Research, los investigadores tomaron muestras de aguas pluviales del estuario del río New en el condado de Onslow (Carolina del Norte) para buscar bacterias fecales. Descubrieron que el agua que fluía río abajo hacia las zonas de pesca superaba la norma estatal de bacterias fecales en más de 4,5 veces.
Las heces humanas son más peligrosas para la salud humana que las de los animales porque su exposición puede transmitir virus altamente específicos del huésped, según un estudio de 2007 publicado en Water Research. Los virus y las bacterias presentes en el agua pueden causar infecciones gastrointestinales que provocan diarrea, náuseas y vómitos. Noble señaló que la contaminación fecal conlleva otros riesgos, como problemas cardíacos y respiratorios. Las infecciones bacterianas, como la salmonela y la E. coli, también pueden provocar vómitos y diarrea.
Los científicos afirman que el cambio climático está provocando tormentas más intensas y empeorando las inundaciones en la costa de Carolina del Norte. Noble apunta a determinadas soluciones que los gobiernos pueden llevar a cabo, como el bombeo de aguas subterráneas y la captura de aguas pluviales a gran escala para evitar el desbordamiento de las plantas de tratamiento. Otras medidas incluyen el cierre de espacios recreativos, o la restricción de la venta de marisco tras un desbordamiento de aguas residuales.
A medida que el cambio climático empeora las inundaciones en Carolina del Norte, las plantas de tratamiento de aguas residuales pueden ver limitada su capacidad para limpiar nuestras aguas. Ante esta situación, los habitantes de la costa, como Lily Hawkins, también deberían tomar medidas para proteger su salud.