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Los retos del cambio climático para los agricultores

El gran reto del cambio climático para los agricultores de Carolina del Norte

Caroline Bowersox

Los efectos del cambio climático hacen especialmente difícil para los agricultores de Carolina del Norte proporcionar comida al resto del estado.

Este artículo ha sido traducido desde el inglés.

Una racha ocasional de calor o un exceso de lluvia pueden no ser más que una pequeña molestia para la mayoría de la gente pero, para los agricultores, los patrones climáticos impredecibles pueden destruir toda la cosecha de la temporada. Cada cultivo es un mundo aparte: algunas plantas no soportan las altas temperaturas, mientras que otras necesitan pasar una parte de su temporada de crecimiento en el frío para florecer adecuadamente. Sea como sea, el cambio climático afecta a la mayoría de las cosechas y, ante un clima cada vez más impredecible en el  sureste de los Estados Unidos, los agricultores ya no pueden depender del paso natural de las estaciones. En su lugar, tienen que recurrir a soluciones no convencionales.

Los desafíos causados por el cambio climático comienzan incluso de plantar las semillas, ya que los agricultores luchan por saber cuándo deben plantar su primera cosecha de la temporada.

“El sudeste puede recibir un golpe de calor muy fuerte a principios de la primavera. Las cosas florecerán y saldrán a flote, pero luego volverá el frío estéril”, explica Jen Brady, analista de datos de la organización sin fines de lucro Climate Central, con sede en Princeton, Nueva Jersey.

El “frío estéril” descrito por Brady marchita los cultivos de primavera que prosperan con temperaturas frescas o cálidas. “Básicamente, puede arruinar las cosechas si tienes un día temprano por debajo de los 32 grados Fahrenheit, o un día tardío por debajo de los 32”, dice Kaitlyn Weber, también analista de datos de Climate Central.

Los agricultores de Carolina del Norte se enfrentan a otros retos imprevisibles, como los intensos patrones de lluvia. El cambio climático puede provocar aguaceros que ahoguen los cultivos o también arrastrar los pesticidas y fertilizantes desde los campos hacia los ríos o lagos cercanos.

A medida que las temperaturas aumentan, también lo hace la tasa de evaporación. A medida que el mundo se calienta, se evapora más agua, lo que hace que la atmósfera contenga más vapor de agua. Eso implica una mayor humedad para las tormentas cuando se forma la lluvia. Este aumento de la humedad puede convertir lo que de otro modo habría sido una ligera llovizna en un aguacero torrencial. “Estamos viendo cómo aumentan los eventos severos, cómo las lluvias pasan de dos a tres pulgadas en cuestión de 24 horas”, indica Megan Martin, meteoróloga y diseñadora multimedia de Climate Central.

La industria vinícola de Carolina del Norte es una de las más afectadas por este aumento de las precipitaciones. “Si hay este periodo de precipitaciones extremas durante un día o unos días, entonces el ambiente se volverá muy húmedo, especialmente en el sureste”, explica Weber. Ese exceso de humedad puede provocar la formación de moho en los cultivos, siendo las uvas para vino especialmente sensibles.

En su día, el clima templado de las estribaciones de Carolina del Norte era perfecto para este tipo de cultivos, pero el aumento de las temperaturas y las condiciones meteorológicas cambiantes provocadas por el cambio climático pueden obligar a los viticultores a trasladar sus operaciones a otros lugares. “Gran parte de las explotaciones vinícolas más populares hoy día, se volverán muy calurosas con el paso del tiempo”, explica Weber. “Durante las últimas décadas, la gente ha estado comprando tierras más al norte, hasta British Columbia [provincia al oeste de Canadá], porque saben que en unas décadas esa será la zona principal para la agricultura”.

Los ingresos por agricultura ubican a Carolina del Norte entre los primeros diez estados del país. Sin embargo, el aumento de las temperaturas amenaza el liderazgo del estado en este terreno.

El Departamento de Agricultura de Estados Unidos divide las áreas geográficas del país según “zonas de rusticidad”. Estas zonas ayudan a los agricultores a determinar qué plantas crecen mejor en determinadas áreas. Las zonas siguen aproximadamente un patrón de norte a sur, siendo la Zona 1 la más al norte y la Zona 13 la más al sur.

En 1990, la mayor parte de Carolina del Norte se encontraba en la zona 7, con temperaturas mínimas medias de 0° F a 10° F. En 2015, la mayor parte del estado había pasado a la zona 8, con temperaturas mínimas medias de 10° F a 20° F. Esto significa que las condiciones en algunas partes de Carolina del Norte se han vuelto demasiado calurosas para ciertos cultivos. Los agricultores deben ir más al norte para encontrar las temperaturas que antes eran comunes en el estado.

Estos cambios suponen una gran amenaza para estados como Carolina del Norte, que dependen de la agricultura como parte importante de su economía.

“Dentro de 20 años, Dakota del Norte será el granero de Estados Unidos, porque tendrá el clima ideal para plantar nuestro maíz y cosas así”, explica Brady. “En ese momento podríamos incluso obtener todos nuestros principales productos agrícolas de Canadá”.

Industrias como la vinícola han tenido que adoptar prácticas de cultivo más sostenibles con el objetivo de reducir el uso de agua y energía. Otros agricultores han tenido que reinventar por completo sus métodos de cultivo.

Una técnica de cultivo innovadora es la agricultura hidropónica, en la que los agricultores cultivan en agua en lugar de en tierra, utilizando grandes contenedores protegidos del exterior. Al no recibir los nutrientes del suelo, los cultivos dependen de la inyección de agua con nutrientes en sus recipientes.

En esta técnica, los agricultores se olvidan de los inconvenientes que podrían suponer las altas temperaturas y las lluvias torrenciales. Esta práctica también puede lograr un mayor rendimiento.

El cambio climático ha llegado para quedarse, y parece que los agricultores deberán plantearse nuevas prácticas y cultivos  a medida que el mundo cambia.