Author: noelncf
¿Cómo comunicar la crisis del agua?
Palabra vs. imagen: cómo comunicar la crisis del agua
Silvia García Domínguez
Los informes sobre el cambio climático, realizados por parte de gobiernos e instituciones públicas están cargados de términos, palabras y explicaciones. Aunque las palabras son imprescindibles en nuestro día a día, los elementos visuales son esenciales para comunicar la crisis del agua y el cambio climático.
El ciclo de la energía solar
El ciclo de la energía solar: del panel a la vivienda
Javier Zorrilla
La energía solar es una de las principales fuentes de energía renovable, obtenida a partir de la radiación electromagnética de los rayos de sol. Aquí explicamos el funcionamiento de este tipo de energía, desde las granjas de paneles fotovoltaicos hasta los hogares.
Incendios en el noroeste peninsular
El noroeste ibérico, principal foco de los incendios foretales en la Península
Javier Araújo Fernández-Miranda
Casi dos tercios de los incendios forestales en la Península Ibérica se producen en el noroeste, especialmente en Galicia, y más del 90% son causados directamente por el ser humano, ya sea por negligencia o de manera intencionada.
Últimamente está aumentando la preocupación por los incendios forestales, debido a la creciente atención que recibe el cuidado del medio ambiente en los medios. Es lógico pensar que el fuego potencia el calentamiento global al destruir los bosques, dado que las plantas absorben gases de efecto invernadero, mientras que las llamas los emiten.
Greenpeace estima que la masa total de estas emisiones corresponde a la cuarta parte de la que provoca el uso de combustibles fósiles, es decir, una masa considerable. Aunque se encuentran bastantes dificultades a la hora de medir esa magnitud porque algunos de los países con más incendios -Brasil, Rusia, Indonesia y diversas regiones de África central- no cuentan con recursos muy fiables para realizar esas medidas. Con todo, los incendios también causan otros daños sobre los propietarios de las zonas calcinadas, los animales que las habitan, víctimas humanas mortales, el coste económico que supone apagarlos…
Las consecuencias de los incendios son fáciles de entender. Sin embargo, las causas y, sobre todo, su prevención, son más complicadas. Primero hay que entender que, en un país como España, hay miles de incendios al año, pero más de la mitad de ellos suelen extinguirse antes de propagarse lo más mínimo. Así pues, el problema no es la cantidad de incendios, sino la extrema virulencia de unos pocos, los llamados incendios de sexta generación, que son los que calcinan el grueso de las hectáreas afectadas al año.
National Geographic apunta a tres factores principales que influyen en la propagación de estos macro incendios: las igniciones, la proximidad y abundancia de los bosques y la sequía. Pero, de estos tres, sólo las igniciones son el verdadero factor causante, los otros dos son factores agravantes, que pueden convertir un incendio modesto en uno catastrófico, si ambos sobrepasan cierto umbral de peligro.
Debido a la complejidad de las causas, nos encontramos con que la zona de mayor riesgo de incendios en la Península Ibérica es el noroeste, que comprende las regiones costeras desde San Sebastián hasta Lisboa, así como Zamora, León y Orense. Casi dos tercios de los incendios se producen en esta región y, solo en Galicia, un tercio del total, unos 6.000 siniestros anuales. En Portugal, en torno al 90% ocurren al norte de Lisboa.
Estas cifras llaman la atención porque se trata justo de las zonas más frías y húmedas. Parece contradictorio, pero precisamente por ese clima húmedo, el noroeste es una región con muchos bosques, es decir, es una región muy inflamable. Es curioso que los dos factores agravantes que señala National Geographic actúen como vasos comunicantes. Cuanto más seca es una región, menos bosque tiene. En este caso, da la sensación de que el factor más relevante es la continuidad de la flora, es decir, la abundancia de bosques. Descartar el factor de la sequía implicaría una menor influencia del cambio climático, fenómeno relacionado con el aumento de la sequía, en la propagación de los incendios.
Sin embargo, según National Geographic tienen que darse los dos factores a la vez para generar macro incendios. Es ahí cuando entran en juego las olas de calor. Si nos fijamos en los dos peores años de la década pasada en cuanto a incendios, es decir, en 2012 y 2017, nos damos cuenta de que hubo olas de calor cuando se dieron los fuegos de mayor virulencia. Así que el cambio climático sí tiene un papel relevante, a fin de cuentas.
No obstante, lo que hace más peculiar a esta región no son los factores agravantes sino el causante de los incendios, las ya mencionadas igniciones. Según el Ministerio de Agricultura y Pesca, el 96% de los incendios son provocados por el ser humano, ya sea por negligencia o de manera intencionada.
A una persona de ciudad le puede parecer una locura que haya incendios intencionados, pero la realidad es que hay muchos y, concretamente, en el noroeste peninsular suponen el 70%, el 80% si nos limitamos a Galicia. Una parte muy pequeña de esta porción viene de la mano de pirómanos, personas con un desorden psicológico que les provoca atracción hacia el fuego y sus efectos.
Otra parte, también modesta, procede de venganzas en disputas entre propietarios de terrenos. Pero la mayor parte corresponde a prácticas como la regeneración de pastos o la quema de rastrojos, la apertura de zonas para favorecer la caza o para ahuyentar a lobos y otras amenazas. Estas prácticas están especialmente arraigadas en el noroeste, pero se dan también en toda la península y en todo el mundo en general.
Esto se debe a que el uso controlado del fuego es, a priori, beneficioso para ayudar a que diversas especies de plantas germinen o desarrollen corazas naturales, como puede ser el corcho de los alcornoques. El problema es que ese uso está dejando de ser beneficioso porque, o bien se abusa de él, o bien se emplea de un modo que funcionaría en un clima como el de principios del siglo XX, pero no en un clima como el de ahora, más inestable.
En conclusión, los incendios suponen uno de los muchos factores potenciadores del efecto invernadero y, a su vez, son potenciados por éste, creando un círculo vicioso que puede empeorar si no se controla. Pero también cabe matizar que hay otros motivos, algunos más decisivos, a la hora de causar los incendios. Unos motivos que se dan de una manera particularmente pronunciada en el noroeste ibérico, convirtiéndola en la zona peninsular de mayor riesgo de incendios de sexta generación.
El clima español está cambiando
El impacto del cambio climático en España
Natalia Morlán
Entre las consecuencias más notables por el cambio climático en España se encuentran la subida del nivel del mar, el aumento de las sequías, la desertificación, o las olas de calor en verano y de frío en invierno.
Muchos de estos impactos ya son patentes y seguirán avanzando en el futuro, con un previsible aumento en la tasa de desertificación, el número de incendios e inundaciones, o la falta de recursos como el agua potable o suelo fértil para cosechas.
Una de las zonas más vulnerables ante la crisis climática en España es la cuenca del Mediterráneo, una zona cero donde se notarán las sequías, la falta de agua dulce y la subida del nivel del mar, con un aumento de la temperatura de sus aguas, generando un impacto que golpeará a esta región de forma especialmente virulenta.
Desde el siglo XX, la temperatura de nuestro planeta ha aumentado más de 1º C, según el análisis de temperatura que se realiza desde 1880 por científicos del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA. El Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas anunció la alerta roja para nuestro planeta y, por tanto, para la humanidad. Los datos del año 2020 indicaban que fue el año más cálido en la península Ibérica desde que hay registros, seguido por agosto de 2017. Las cuencas hidrográficas del noroeste peninsular rozan frecuentemente valores alarmantes nunca antes vistos (menos del 40 % de su capacidad) y aquellas que suelen sufrir un estrés hídrico acusado, como la cuenca del Júcar o la del río Segura, en ocasiones rondan el 10 % de su capacidad.
Otro de los efectos más preocupantes que sufriría España a causa del cambio climático es la posibilidad de que el nivel global del mar suba tres metros de aquí al año 2100. Si el nivel del mar sube tres metros, una gran parte de Barcelona, Málaga, A Coruña o Santander se verían inundadas, Doñana se perdería, al igual que la mayoría de las Rías Baixas, y el delta del Ebro desaparecería.
Por otro lado, el 75 % del suelo español está en proceso de desertización y se prevé que un 20 % de lo que hoy está a salvo se vería en riesgo dentro de 50 años. Andalucía, Extremadura, Castilla La Mancha y prácticamente todo el Levante ya presentan una gran proporción de suelo que podría degradarse, y esto afectaría negativamente a las actividades agropecuarias y a los ecosistemas. La pérdida de suelo fértil aumentaría la vulnerabilidad de todas las especies, incluida la humana. Se crearía una gran crisis de la agricultura tradicional que desplazaríaa más personas a las ciudades, elevándose los niveles de contaminación de estas áreas y motivando que el cambio climático siga retroalimentándose.
Además de la subida de las temperaturas y el incremento de los fenómenos meteorológicos extremos, se han analizado 72 peligros, entre los que se encuentran los recursos hídricos, las costas, la salud, el turismo, la agricultura y la ganadería, la energía y el transporte. Estiman que 35 de esos riesgos deben considerarse urgentes, por ejemplo, el peligro de disminución de los caudales de los ríos y la reducción de la disponibilidad de agua dulce, debido a las sequías. Y, relacionado con ese impacto, el riesgo de reducción en la producción de energía hidroeléctrica debido a los cambios de precipitación y temperatura.
La consecuencia más directa del cambio climático para el ser humano se produce en el ámbito de la salud, ya que se prevé un aumento de enfermedadesque pueden dar el salto desde el mundo animal a los seres humanos. También habrá un incremento de enfermedades transmitidas por mosquitos, como por ejemplo el dengue, la fiebre amarilla, la fiebre del Nilo y la fiebre del Zica. Además, se apunta a la necesidad de que se tomen medidas para contrarrestar los daños relacionados con el estrés por calor (aumento de la mortalidad y la morbilidad.
Acciones individuales para limitar los efectos
Todos estamos de acuerdo en que hay que actuar rápidamente y que hay que poner en marcha medidas de adaptación, por lo que en la Conferencia de las Partes (COP21) de diciembre del 2015, 195 países aprobaron diversos objetivos para reducir los gases de efecto invernadero y mitigar y adaptar los efectos del calentamiento global.
El Acuerdo de París tiene por objeto evitar un calentamiento global de más de 2° C por encima de los niveles preindustriales y continuar los esfuerzos para limitarlo a 1,5° C. Los ciudadanos españoles deben adaptar sus actividades y estilos de vida para limitar su impacto en el clima, reduciendo las emisiones de carbono. ambién hay consecuencias que pueden reducirse si todos aportamos nuestro granito de arena de manera sencilla, por ejemplo, usando medios de transporte sostenibles, teniendo una dieta más sana y variada, escogiendo una compañía eléctrica verde y optimizar nuestro consumo de energía.
El quebrantahuesos, una leyenda con los días contados
Gabriela Paños Castro
En la edad media en Europa, el quebrantahuesos simbolizaba la muerte, la regeneración y el sufrimiento. En la actualidad, sin embargo, las poblaciones de esta legendaria ave se hallan diezmadas debido a la caza, la deforestación y el cambio climático.
Durante la Alta Edad Media en Europa, se conocía al quebrantahuesos como al grifo o el fénix legendario, por sus curiosos ojos rojos y su plumaje naranja, que creían un signo de regeneración física y espiritual. Se le consideraba un ave agorera de la muerte y del sufrimiento, como el cuervo y el buitre.
En la actualidad, ya no la consideramos un ave asesina, pues desde hace varias décadas, su población, al igual que muchas otras especies de vertebrados, ha ido decreciendo a causa de la caza, la deforestación y el cambio climático. Ahora nosotros somos un peligro para ellas y no al revés. Del catálogo de vertebrados de Navarra, podemos distinguir 16 especies en peligro de extinción. Entre ellas, las aves más relevantes son la avutarda, la perdiz nival, el avetoro y el quebrantahuesos.
En el caso del quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), en Navarra contamos ya con planes de recuperación de la especie en la comunidad autónoma, ya que se trata de una especie que, debido a sus particularidades y recientes condiciones de vida, ha visto mermado su número hasta una peligrosa cifra.
El quebrantahuesos, también llamado buitre barbado, es un ave rapaz hermosa y de gran envergadura, de la familia de los buitres. Pero, a diferencia de lo que la mayoría de personas piensa, su apariencia es la más singular de entre sus congéneres. Pese a compartir con sus hermanos la particularidad básica de su dieta: la necrofagia. Es decir, que se alimenta de cadáveres de animales; los quebrantahuesos son casi exclusivamente osteófagos se alimentan de los huesos de los animales que cazan. Pero, esta ave no se come solo el tuétano, como tendemos a pensar, sino que se alimenta del hueso entero y de los tendones. Y si estos son demasiado grandes para ingerir, los lanza desde las alturas para que se partan en trozos más pequeños. De ahí su nombre.
En comparación con los otros buitres, el Gypaetus Barbatus, tiene una figura inconfundible: las alas estrechas, una cola larga y la cabeza repleta de plumas pardas o negras, dependiendo de su edad. Tiene una envergadura de entre los 275 cms y los 300 cms, y suele pesar entre 4’5 y 7 kgs. Las crías y especímenes jóvenes poseen una cabeza de plumas negras que va aclarándose conforme crecen. Allí donde los buitres comunes tienen la cabeza desnuda para poder comer directamente de los cadáveres de animales y no infectarse las plumas con esa suciedad, los quebrantahuesos las tienen, ya que no entran nunca en contacto con la carne muerta.
El quebrantahuesos es un ave de gran longevidad, pudiendo alcanzar con facilidad los 10 ó 12 años en perfectas condiciones. Durante todas las etapas de su vida su cuerpo sufre cambios reseñables como el paso de color marrón del iris a un blanco lechoso, o el de su plumaje moteado en tonos grises y marrones a un vientre y cuello naranjas.
Estas aves no presentan dimorfismo sexual, a diferencia de la mayoría de las especies de aves que existen, lo que los hace difíciles de distinguir. Además, al ser tan longevas, solo copulan una vez al año, presentan un ciclo reproductor dilatado en el tiempo respecto a otras especies aladas y suelen poner solo uno o dos huevos. Desde la puesta de huevos hasta que los polluelos abandonan el nido transcurren unos 120 días. Los nidos suelen estar compuestos por dos o tres adultos, generalmente dos machos y una hembra; lo que se conoce como unidades de crianza poliándrica.
Al dar a luz a tan pocas crías por núcleo familiar, no es raro que la especie haya perdido densidad, sobre todo en la zona del Pirineo, que nos ocupa. Pero esa no es la única razón por la que el quebrantahuesos es una especie en peligro de extinción en Europa. La principal causa de mortalidad en esta especie se debe al uso ilegal de cebos envenenados, que comprometen gravemente su crecimiento y colonización de nuevas áreas. Otra de las causas de muerte no natural entre los quebrantahuesos son los accidentes con líneas eléctricas en zonas montañosas que frecuentan o la construcción de infraestructuras que rompen con el hábitat natural de muchas especies.
Sin embargo, es de celebrar el hecho de que, en la temporada de 2019-2020, la Comunidad Foral de Navarra ha batido un récord de productividad en la cría y protección de quebrantahuesos desde que se tienen registros (1980). Gracias al Plan de Recuperación del Quebrantahuesos en Navarra, se ha conseguido que siete de los nueve territorios estén ocupados con éxito por esta especie, con puesta de cuatro pollos donde antes su presencia era nula. Esto es un gran logro, pues se ha conseguido incrementar el número de quebrantahuesos en un 64% desde 1984; llegando ahora hasta los 1000 individuos aproximadamente. De estos, un 34% son individuos reproductores, pero la cifra va aumentando cada año.
Gracias a la labor del Gobierno de la Comunidad Foral de Navarra, hemos logrado devolver la esperanza de vivir a una especie que peligraba hasta hace solo 5 ó 6 años, pero el trabajo no ha terminado. Y desde luego aún hay muchas especies, no solo de aves, que se han visto y se verán afectadas en los próximos años, por la actividad humana, la subida de las temperaturas y la caza deportiva, entre otras causas. Afortunadamente, estas especies están ahora protegidas en su mayoría.
What are hydroponics?
What are hydroponics?
Maddee Burt
Growing plants indoors in a water and nutrient media can be one way to deal with heat and drought caused by climate change.
El futuro de la agricultura
La agricultura del futuro: utopía o distopía
David López
Innovaciones como la agricultura vertical o la hidroponía han llegado en las últimas décadas al campo de la agricultura, facilitando generosos avances en el ahorro de recursos hídricos y el aumento de la productividad. Pero, ¿cuáles son las motivaciones éticas que mueven a productores y consumidores?
El transhumanismo como corriente cultural e intelectual se ha preocupado de dibujar un mapa bastante elocuente para el destino de la humanidad. Proyecciones como estas pueblan el paradigma cultural de nuestro tiempo. Las imágenes que componen los objetivos de esta corriente son por todos conocidas: Hordas de humanos cyborg con capacidades aumentadas gracias a sus implantes mecánicos, nanotecnología aplicada a la biomedicina que permita alcanzar nuevos horizontes en la cura de enfermedades y un largo etcétera. De hecho, todas estas miradas hacia el futuro tiene un número no despreciable de sombras en nuestro presente inmediato.
El artista Neil Harbisson es un ejemplo de esto último. Es el primer humano reconocido como persona cyborg por un estado. Harbisson es conocido por un llamativo implante craneal que le otorga habilidades de todo tipo: Puede percibir colores invisibles como infrarrojos o ultravioletas, tiene conexión a internet e incluso puede recibir llamadas. Ahora la actividad principal de Neil en la esfera pública es la divulgación y el activismo por los derechos de las personas cyborg que no dejan de aumentar en todo el mundo. Todo el movimiento generado por Harbisson abre una puerta para la utopía. Esta idea de una proyección a futuro no es más que la ideación de un destino deseable. Aún así, es pertinente hacer un viaje a una de las primeras acciones por las que es conocido este activista. En el año 2001 Neil Harbisson destacó por un acto en defensa de los plataneros de una plaza de su pueblo, Mataró. Gracias a la escalada y posterior asentamiento en los árboles evitó la tala de los mismos. Este ejemplo es ilustrativo por lo que se reivindicaba entonces y lo que se reivindica ahora. No quiere decir que Neil Harbisson haya dejado atrás su sensibilidad con el medio ambiente, sino que lo que más llama la atención de él es su activismo en otro campo. La atención mediática en ocasiones vira hacia estas proyecciones futuras y deja de lado cuestiones que nos deberían preocupar en el presente.
Todas estas utopías -que por momentos se vuelven reales- distraen al público y consiguen un efecto de opacamiento de las cuestiones urgentes. Los problemas medioambientales asociados al desarrollo de la actividad humana en el planeta son incontables. Hay multitud de objetivos a corto plazo que requieren de una intervención inmediata por parte de las naciones. Sin embargo, estas ingentes masas de población no van a cambiar su conducta de la noche a la mañana de forma espontánea. Es necesario, más que en cualquier momento previo, focalizar los objetivos que requieren mayor celeridad en la actuación de las personas y además requieren cambios estructurales en nuestra forma de vivir.
La distopía agrícola
En el contexto dibujado con anterioridad, es pertinente esbozar el futuro distópico al que nos vemos abocados si no tomamos decisiones inmediatas. Las estimaciones plantean que en el año 2050 habrá una población de 10.000 millones de personas en el planeta. Aún más preocupante resulta la estimación que hace FAO: “Los datos disponibles sugieren que dos tercios de la población mundial podrían estar viviendo en países con estrés hídrico para el año 2025 si continúan los patrones de consumo actuales.” Todo esto apunta a un corto plazo en el que debería preocuparnos la gestión de los recursos hídricos y la optimización de los mismos. Según la FAO, la agricultura abarca alrededor del 70 % del agua extraída y hasta el 95% en países en vías de desarrollo. La urgencia que requiere solventar la crisis agrícola es de primer orden en nuestro futuro a corto plazo.
La esperanza de la agricultura vertical
Los grandes núcleos poblacionales son hoy los lugares donde más personas se concentran. Esta tendencia se sostendrá en los años venideros. Para 2030 el 60% de la población vivirá en ciudades. Si tenemos en cuenta esta previsión, el siguiente paso es cómo afrontar la alimentación de estas grandes masas de población humana concentradas. Una de las soluciones que se barajan es el desarrollo de la agricultura vertical, con plantaciones que se integren dentro de los núcleos urbanos. Esto ahorraría todos los costes de transporte entre el campo y las ciudades, reduciendo, entre otros, la huella de carbono asociada a todos los alimentos que tienen que ser transportados. Cada metro cuadrado de espacio de suelo dedicado a la agricultura vertical produce aproximadamente la misma cantidad de cultivos de hortalizas que 50 metros cuadrados de tierras agrícolas cultivadas al estilo tradicional. Los beneficios que reporta este tipo de cultivos son una esperanza para la sostenibilidad del sector agrícola.
Hidroponía: alternativa a la agricultura tradicional
Una de las formas en constante progreso de cultivo vertical es la hidroponía. Este modo de producción de vegetales en auge no utiliza suelo como la agricultura tradicional. Incorpora una solución mineral disuelta en agua que alimenta las plantas durante su crecimiento. Estos cultivos forman parte del proceso de producción de vegetales por parte de los humanos desde las civilizaciones antiguas. Los aztecas o los romanos, entre otras civilizaciones, desarrollaron modos de cultivo por hidroponía de forma rudimentaria. Hay varios tipos de sistemas hidropónicos:
- NFT: consiste en crear una película recirculante de solución nutritiva. No requiere de tiempos de medición ni de sustrato.
- Raíz flotante: las plantas se encuentran en una lámina o balsa que flota sobre una solución nutritiva, de manera que sus raíces están sumergidas dentro de la solución nutritiva.
- Aeroponía: técnica en la que las raíces se encuentran suspendidas en el aire y se nebulizan con solución nutritiva cada pocos minutos.
- Flujo y reflujo:el contenedor que alberga a la planta drena la solución nutritiva que se incorpora de nuevo a la planta mediante un circuito.
Lana de roca
La lana de roca es un aislante no combustible, que se utiliza para proteger los edificios ante posibles incendios. Aunque su uso se suscriba al aislamiento de edificios de forma genérica, la implementación de este material al proceso de producción hidropónica supone un avance. La fábrica de la empresa Rockwool -establecida en Caparroso- produce este material que abastece, entre otras cosas, a productores de vegetales por hidroponía. Esta materia permite el uso de un 80% menos de tierra que los cultivos tradicionales, usan un 50% menos de agua, un 58% menos de fertilizantes e incrementa la productividad un 76%. La empresa ha contabilizado también el ahorro que su producto ha reportado en el año 2020, siendo este 109 000 litros de agua, 18.336 toneladas de fertilizantes y un aumento de 2.253 kt la productividad de las verduras.
Como podemos comprobar, la lana de roca es una de las propuestas incipientes en el mercado de la producción hidropónica que apunta a un futuro más sostenible.
Utopía o distopía
Todas las innovaciones en el campo de la agricultura han reportado generosos avances en el ahorro de recursos hídricos y en el aumento de la productividad. Todavía falta mucho por hacer. Pero no solo faltan objetivos por cumplir en el ámbito directo de los logros medioambientales en sí mismos. Queda por dirimir si el relato que conciencia a los productores y a los consumidores está orientado en la dirección correcta. La crítica inicial de este texto sobre el transhumanismo apela a una necesidad de separar lo accesorio de lo urgente. Mientras el avance tecnológico como relato se oriente hacía lo accesorio, el futuro de la vida humana a medio plazo se vuelve incierto. Las utopías son relatos que proyectan hacía el futuro las decisiones que estamos tomando hoy. No habrá humanos mecanizados en una tierra convertida en un erial en el que no se puede cultivar nada. Debemos centrar el relato. Debemos encauzar la utopía y evitar la distopía inminente a la que nos enfrentamos.
The promise of offshore wind farms
Offshore Wind Farms: A Path to a Renewable Energy Future
Hailey Stiehl
Jamie Simmons knew it was a key moment for offshore wind energy in the state when she received the call that the Offshore Wind for North Carolina coalition, known as the OWF4NC, would be officially formed.
Simmons, program manager at one of 10 advocacy groups now a part of OWF4NC, knew that the formation of the coalition could be a major step forward in the state’s battle against climate change.
Most individuals have heard of wind energy as one of the leading renewable energy sources, but a subset known as offshore wind energy is emerging as a promising power source.
Wind energy uses turbines to capture kinetic energy or energy generated from movement. As air pushes turbines into motion, conversion technology takes the energy generated from the spinning turbines to produce clean and renewable electricity.
Offshore wind energy takes place in bodies of water where high wind speeds generate more clean energy.
“Offshore wind is the best option for large-scale renewable energy,” Simmons said. “The average-sized project can generate as much as 10 times the average large-scale solar or onshore wind facility, and equals that of a traditional fossil fuel plant.”
N.C. prime candidate for offshore wind projects
Currently, North Carolina has one major land-based, wind energy project and no offshore projects. However, the coast of North Carolina makes the state a prime candidate for major offshore wind energy projects in the next few years.
North Carolina’s Governor, Roy Cooper, has recently expanded his Clean Energy Plan with the signing of Executive Order 218 that calls for North Carolina to produce 2.8 gigawatts of offshore wind energy by 2030 and 8 gigawatts by 2040. If the state could generate 8 gigawatts of offshore wind energy, that would be enough to power 2.3 million homes with clean energy, all from turbines off of North Carolina’s coast.
“In recent developments by state legislatures, we’ve set a state goal to be carbon neutral by 2050,” Simmons said. “In order to reach that carbon neutrality, offshore wind will be essential in North Carolina.”
The formation of the OWF4NC coalition comes at a time when offshore wind energy is needed the most to help limit fossil fuel usage and slow climate change.
“We need action from coalitions and advocates from across the state to get the ball rolling on investing in offshore wind energy if we want to lessen our usage of fossil fuels and truly have some impact on the fight against climate change, which we need sooner rather than later with the way things are going,” Simmons said.
Challenges to the development of offshore wind farms
But inevitable challenges in the development of these projects have continued to surface.
“These projects take an incredible amount of time and research before even moving into actually building offshore wind farms,” said Derb Carter, a leader in the North Carolina office of the Southern Environmental Law Center. “There are concerns with impacts in fishing patterns, environmental risks, the flying patterns of birds and obstruction of ocean views. You’re also having to bring construction tools out into the ocean and assemble these massive turbines which generate a lot of noise pollution for the marine life in those areas.”
Even with challenges in planning and building offshore wind farms, advocates are working to ensure that the public understands how offshore wind energy can hasten the transition from reliance on fossil fuels to the use of clean energy.
“One of the purposes of the OWF4NC coalition is to raise awareness for how important the installation of offshore wind farms will be in North Carolina to reduce our use of fossil fuels,” Simmons said. “This is a once-in-a-generation opportunity for us to make a change in climate change.”
Planning for the first offshore wind energy projects in North Carolina has already begun. Developers have identified three areas for offshore wind projects off the North Carolina coast: Kitty Hawk, Wilmington and Brunswick. These locations have been or are in the process of being leased to energy companies like Avangrid that has been a leader in offshore wind energy investment. The Kitty Hawk location was leased to Avangrid in 2017 after being studied for years by scientists and construction experts to determine how to minimize disruption to marine ecosystems during the building and operation of the wind farm.
If all goes according to plan, the Kitty Hawk offshore wind farm should begin construction in 2025 with the farm generating electricity to power grids by 2026. The farm would generate one gigawatt of wind energy enough to power 300,000 homes.
If you happen to visit the coasts of North Carolina in the next decade and see large turbines spinning miles out in the ocean, know that they could be the future for clean energy in the state and an essential component in fighting the battle against climate change.
Communicating threats of climate change through social media
Arjun Keshava
Climate change affects nearly every aspect of life. To raise awareness and push for change, advocates are leveraging social media to reach an international audience.
Climate change affects nearly every aspect of life, whether it’s the air, water, or ground. To raise awareness and push for change, advocates are leveraging social media to reach an international audience.
Pollution of the air and ground have major impacts on humans, while water pollution has widespread climate, health and economic implications. Nearly half of pollution in oceans comes from sewage, agricultural runoff, industrial dumping, chemical spills and other land sources. In some areas, agricultural runoff from pesticides and fertilizers depletes the ocean of oxygen. These so-called dead zones make it difficult for marine animals to survive. According to an article published in Science, zero oxygen dead zones have quadrupled since 1950. Nearly a third of ocean pollution comes from airborne sources. These pollutants including sulfur dioxide, mercury and lead largely come from point sources such as coal-burning power plants.
Single-use plastics is another source of water pollution. In the ocean, plastics can entrap wildlife. Fish and other sea life can ingest smaller pieces of plastic, called microplastics, that can then enter the human food chain.
An organization leveraging the Internet to combat this issue, Plastic Oceans International, creates film and other digital content to help the public rethink the use of plastics in everyday life. The organization has created a documentary and holds education programs across North America and Europe. Plastic Oceans International also strives through digital media to empower youth to have an impact on the environment.
A pair of YouTube personalities are using their platform and following to remove plastics from the ocean. Jimmy Donaldson and Mark Rober have started a clean-up project called #TeamSeas. The goal of #TeamSeas is to remove 30 million pounds of trash from the oceans by January 1, 2022. As of December 2021, more than 17.5 million pounds of plastics have been removed. Although their goal may still seem distant, Donaldson and Rober have had a profound impact by using their online following.
Plastic is only part of the issue. The most notable and widespread impact of pollution on oceans is ocean acidification. The oceans are among earth’s largest carbon sinks, reservoirs that store carbon. As oceans absorb increasing amounts of CO2, they become more acidic. Acidified water threatens marine species with major impacts on indicator species, such as coral reefs and plankton.
Climate change and ocean pollution threaten human health as well. Toxic chemicals dumped into oceans can contaminate water supplies and the food chain by affecting aquatic life. Humans risk exposure through consuming contaminated food, swimming in polluted waterways, or drinking tainted water. Chemical pollution can disrupt human hormonal, reproductive and nervous systems, and in some cases, lead to cancer.
“Chemicals that pollute water are especially dangerous because of the human health impacts,” said Nagu Keshava, a genetic toxicologist at the Environmental Protection Agency. “Environmental contaminants in water can bioaccumulate and can have snowballing effects over time.”
In the United States, governmental organizations such as the Environmental Protection Agency and the Centers for Disease Control and Prevention have published a lot of media about the connections between climate change, water pollution and human health. Flyers and graphics on websites and social media platforms inform people about the importance of avoiding contaminated water sources.
The Intergovernmental Panel on Climate Change has published a report that documents how the impact of the climate on the economy and ecosystems leads to food scarcity. The IPCC has pushed its findings onto social media to show the scientific research behind these findings.
Social media platforms can inform the public and help initiate movements to combat the impacts of water pollution and threats posed by climate change.